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Alzheimer causa daños neurológicos progresivos
hasta provocar una pérdida total de autonomía en quien
la padece. Con el tiempo la persona se ve incapaz de
realizar simples labores, pierde la identidad y la memoria
y no reconoce ni a sus familiares más cercanos.
Por Jaqueline Arabia Neuropsicóloga.
Fundación Alzheimer Cali
En la mayoría de los casos la posibilidad de padecer
esta enfermedad surge después de los
65 años, rara vez se presenta antes y su causa es aún
desconocida aunque se habla de algunos factores de tipo
gen ético, inflamatorio, viral, ambiental y cultural
que podrían actuar en forma conjunta para producirla.
Hasta ahora no hay un examen específico que permita
detectarla. La forma más confiable consiste en observar
una muestra de tejido cerebral al microscopio, con el
fin de identificar
las placas seniles y oviIlos neurofibrilares. Sin embargo,
dicho estudio está reservado casi exclusivamente para
los enfermos que han fallecido y son sometidos aun procedimiento
de autopsia.
Por esta razón los médicos deben llegar a un diagnóstico
entrevistando a los familiares y personas cercanas como
cuidadores, quienes son los más idóneos para dar la
información necesaria sobre el inicio y progresión de
los síntomas.
Presentación
de los síntomas
Por lo general comienza de manera sutil y los primeros
cambios suelen pasar inadvertidos para todos. Los olvidos
frecuentes constituyen uno
de los rasgos más precoces. Al principio el individuo
deja de cumplir citas, pagar cuenta, no es capaz de
evocar el nombre de amigos o conocidos y hasta números
telefónicos. Así mismo puede tener dificultades para
recordar las actividades que realizó durante el día
y
en fases más avanzadas no consigue precisar lo sucedido
hace apenas unos minutos.. En un pequeño porcentaje
de casos y sólo en los estadios más avanzados se producen
alteraciones del sistema motor, como rigidez y marcha
con pequeños pasos, disminución de la autosuficiencia
y facilidad de perderse.
El paciente también puede llegar a una etapa en la cual
su dependencia de otra persona es total y puede presentar
dificultad para comer incluso con ayuda, incapacidad
para reconocer familiares y amigos, trastornos en el
ritmo del sueño y manifestaciones de conducta como agitación,
agresividad y paranoia.
Cómo abordar la enfermedad
La familia no debe amoldarse a las reacciones agresivas
del paciente ni de su comportamiento hiperactivo pues
acabará con la salud de su entorno familiar; en este
caso se debe recurrir a fármacos especiales que calmen
los trastornos del comportamiento difíciles de manejar.
Los familiares también experimentan problemas por el
esfuerzo que implica cuidarlos, que pueden
ir desde el simple cansancio hasta trastornos severos
de salud, como depresión o ansiedad.
No obstante, todo puede mejorar con una orientación
adecuada.
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