Los lentes de contacto son dispositivos especialmente indicados para corregir defectos de la visión, tales como miopía, hipermetropía, astigmatismo, a su vez, sirven para mejorar la agudeza visual y ampliar el campo de visión.
Los lentes van aplicados directamente sobre la córnea, se ajustan y se mueven suavemente con el parpadeo. Su uso es práctico y fácil, pueden ser utilizados a cualquier edad, aunque se recomienda que sea a partir de los 9 años, cuando ya se tiene autonomía para poder manipularlos.
Los usos
El uso de los lentes hace que la corrección sea más exacta y en muchos casos frena procesos evolutivos como la miopía.
Por su comodidad se pueden utilizar para cualquier actividad al aire libre, ya que mejoran la agudeza visual y amplían el campo de visión.
Su utilidad es también estética, se recurre a ellos para cambiar el color de los ojos.
¿Qué clase de lente debo utilizar?
A través de un detallado examen de tus ojos, puedes dar con el lente adecuado.
Lentes rígidos: son para quienes presentan alteraciones o deformaciones en sus córneas, estos lentes duran hasta 5 años, su mantenimiento es más sencillo y menos costoso que el de los blandos.
Lentes blandos: por su flexibilidad se amoldan a la conformación anatómica de la superficie de la córnea corrigiendo ópticamente los defectos esféricos de miopías e hipermetropías.
Lentes desechables: son más económicos y por su constante renovación garantizan una salud ocular más óptima que los anteriores.
Lentes estéticos: son para quienes quieren cambiar el color de sus ojos.
¡Ojo con tu ojo!
Usar un lente defectuoso, exceder el tiempo recomendado, no limpiarlos ni guardarlos adecuadamente y usar líquidos en mal estado ponen en peligro la salud de tus ojos, pues pueden surgir infecciones, hongos o conjuntivitis. Evitar estos inconvenientes obliga a una perfecta higiene en el manejo y limpieza de los lentes, y al correcto uso de ellos.
¡Escoge tu tipo de lentes, dependiendo de tu necesidad,
gusto y presupuesto!