Lo
normal es que las células cumplan un ciclo de vida saludable,
es decir, células que nacen y células que mueren. Pero
algunas veces este proceso se altera y, si el sistema
no es inmune
no puede evitarlo. Algunas veces el proceso de crecimiento
celular se altera y las células se multiplican sin control
formando tumores, que en algunos casos sólo llegan a ser
benignos.
Pero este no es el caso del cáncer de pulmón. Este tipo
de cáncer maligno prolifera directamente en el tejido
pulmonar o se extiende hasta el pulmón a través del flujo
sanguíneo
o a través del sistema nervioso.
El cáncer primario de pulmón comienza con cambios celulares
en las células bronquiales e invade tejidos adyacentes
antes de que los síntomas se manifiesten. Existen muchos
tipos de cáncer de pulmón, pero básicamente se pueden
clasificar en tumores de células pequeñas y
de células no pequeñas. En general, los primeros se propagan
más rápidamente que los segundos.
El
83% de los cánceres de pulmón se asocian con el hábito
de fumar. A mayor cantidad de cigarrillos fumados por
día y cuanto más prematuro sea el hábito, mayores serán
los riesgos de cáncer. Las personas no fumadoras expuestas
al humo del cigarrillo también pueden verse afectadas,
por la exposición a la polución y la radiación.
Sintomas Tos
persistente, esputo sanguinolento, falta de aliento, dolor
de pecho, pérdida de apetito y de peso, debilidad, dificultades
para tragar y/o hablar, palidez, coloración de la piel
anormalmente oscuro o claro.
Tratamiento Depende del tipo de
cáncer y de la fase de la enfermedad. Si el tumor no se
ha expandido más allá del pulmón, se puede extirpar quirúrgicamente.
Si ya se ha propagado
o si está demasiado cerca de la tráquea, se recurre a
la radioterapia. En los cánceres de células pequeñas,
la opción de tratamiento es una combinación de radioterapia
y quimioterapia.
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